Queridos amigos y amigas de CVX,
Felices Pascuas!...que la alegría de Jesús resucitado ilumine nuestras vidas.
Hacia un tiempo atrás que quería escribirles compartiendo la nueva opción profesional que discernimos con mi esposo. Hace tres años cuando nos casamos, decidimos irnos a estudiar a España, con el ideal de “ser mas para servir mejor” yo estudié un master en Acción Humanitaria y mi esposo en Logística. El año pasado cuando terminamos los estudios teníamos varias opciones, quedarnos en Barcelona trabajando, volver a Ecuador a establecernos o quizás ir a otro lugar. Pidiendo mucha indiferencia para hacer la elección, buscamos opciones para discernir. Así llegamos a entablar contacto con el Servicio Jesuita de Refugiados, les presentamos nuestros curriculums, nos hicieron una propuesta y después de mirar sus necesidades y nuestros perfiles, llegamos a un acuerdo para trabajar en Liberia, África del Oeste.
Teníamos muchos temores antes de venir aquí, llegamos en enero pasado y ha sido una experiencia muy profunda, una realidad bastante dura, un país desbastado por 14 años de guerra civil, mucha destrucción, pobreza, violencia sexual, desnutrición, sida, mucho dolor, mucha injusticia; el acuerdo de paz se firmó en el 2003, hoy en día siguen los puntos de control militar de Naciones Unidas en varias partes, uno se llega acostumbrar a las alambradas, tanques de guerra y artillería en medio de la ciudad. Las infraestructuras fueron destruidas, poco a poco se van restableciendo, todavía no hay servicios públicos de electricidad, agua o teléfono, ni los ministerios funcionaban, era un país totalmente fallido, la comunidad internacional asumió las responsabilidades, ahora poco a poco el gobierno va asumiendo su rol.
A pesar de vivir en la capital, en casa tenemos electricidad solo tres horas y media al día de 19:00 a 22:30 a través de un generador a gasolina, tenemos agua de pozo que poco tiene de cristalina, y de esto se desprenden otras dificultades como por ejemplo no poder tener alimentos frescos en casa por falta de electricidad, así que nuestra dieta se basa mucho en alimentos enlatados, también por falta de opciones, a pesar de ser una país de tierra fértil, sigue habiendo escasez de alimentos, en los mercados no se encuentra variedad, durante los años de guerra los campos quedaron abandonados y solo se consigue los productos de estación, no tienen desarrollo agrícola alguno. La humedad es muy fuerte, a pesar de ser originaria de una ciudad calurosa de la costa ecuatoriana, me cuesta mucho soportar las altas temperaturas por no tener medios para paliarlos como aire acondicionado o ventilador, por lo misma falta de electricidad.
Pero estas realidades tan duras, en vez de desanimarnos nos confirma que este es nuestro lugar. Soñábamos con poner nuestras profesiones al servicio de los mas necesitados, y ahora nos sentimos privilegiados por tener esta oportunidad de trabajar desde nuestra área de especialización en favor de personas que han sufrido tanto. El JRS trabaja en proyectos para favorecer el retorno de los refugiados: reconstrucción de casas y de escuelas, formación a profesores, repartimos alimentos en las escuelas como socios del Programa Mundial de Alimentos, formación profesional, actividades generadoras de ingresos, proyectos de desarrollo agropecuario, becas escolares y ayudas a vulnerables.
Esta satisfacción-consolación, puede mas que cualquier dificultad. De la fe brotan nuestras fuerzas para llevar a cabo esta opción, en la comunidad maduró nuestra fe, quisiéramos que nos acompañen en este recorrido haciendo esta opción de todas y todos ustedes,. En CVX hablamos de la colaboración con la Compañía de Jesús, esta es una muestra de colaboración concreta, quisiéramos que la sientan una opción de la Comunidad.

Un abrazo fuerte en Cristo,
Daniela Villacreses
CVX Ecuador
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