agosto 14, 2008

Dos Constituciones para escoger y una Iglesia en el medio

Comentarios de Fernando Ponce (1)

(Primera entrega, 14 de agosto)

El próximo referéndum nos lo están presentando principalmente como una elección por o contra el Sr. Correa, por o contra su proyecto de gobierno. El marco político del momento ciertamente influye y cuenta, pero la verdadera cuestión está más allá. En el referéndum se nos preguntará sobre el tipo de ordenamiento que queremos, si el establecido por la Constitución de 1998 o el que propone el proyecto del 2008. Si en septiembre votamos “sí”, aprobaremos un nuevo orden social; si votamos “no”, conservamos el orden actual. Algunos creen que votar negativamente no es más que rechazar una práctica política y un líder al que consideran desagradable. El problema es algo más complicado porque quienes votarán “no”, nulo o blanco estarán diciendo “sí” al orden actual, en el mismo sentido que quienes votarán por el “sí” apoyarán el orden social que propone la Asamblea Constituyente. Por donde se mire el asunto, el 28 de septiembre deberemos escoger una manera de entender y organizar la sociedad, la de 1998 o la del 2008.

Si el asunto es elegir entre dos Constituciones, el mejor método para orientar nuestra decisión es compararlas para medir sus respectivos beneficios o defectos. No cabe ya especular sobre lo que debió decirse pero no se dijo o terminó mal formulado. Hay que concentrarse en el texto actual y en cómo supera o no al de 1998. Siendo la materia abundantísima y diversos los puntos de vista, me referiré sólo a las preocupaciones de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE) porque sus opiniones tienen peso para un gran sector de la población y porque fue la primera institución en abrir el debate constitucional. Siendo yo además católico, creo cumplir con mi deber de creyente al leer sus orientaciones, meditarlas y tomarlas en cuenta en mi opinión personal.

El punto de vista de la CEE se expresa en la carta que, junto con otras instituciones, dirigió al Presidente de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) el 1 de abril 2008. Allí hace 28 propuestas, agrupadas en ocho temas: el nombre de Dios, la vida, matrimonio y familia, educación, libertad religiosa, discapacidades, derechos colectivos, y sistema económico. Además, el 28 de julio la CEE difundió un comunicado con un primer análisis de la Constitución propuesta, con el cual precisa pero no agota su parecer. La pregunta entonces es simple: ¿Cuál de las dos Constituciones satisface mejor las inquietudes que expone la CEE? Esta pregunta lleva a otra, inevitable: ¿tiene motivos la CEE para preocuparse?

PREÁMBULO:

1. EL NOMBRE DE DIOS EN LA CONSTITUCIÓN

Primero lo primero, que es también lo más fácil de despachar. En 1998 se escribió en el preámbulo que “el pueblo del Ecuador… invoca la protección de Dios” para promulgar sus normas fundamentales. Hoy se propone esta fórmula: “el pueblo soberano del Ecuador… celebrando a la naturaleza, la Pacha Mama,… invocando el nombre de Dios y reconociendo nuestras diversas formas de religiosidad y espiritualidad…” se da una nueva Constitución. La CEE propuso en su carta del 1 de abril el siguiente texto: “… la Asamblea Constituyente … invocando con el pueblo ecuatoriano el nombre de Dios, decreta sanciona promulga la siguiente: Constitución Política de la República del Ecuador”.

Por tanto, el pedido de la CCE para que aparezca la invocación del nombre de Dios en el preámbulo se satisface con cualquiera de los dos textos. Además, el segundo tiene una sensibilidad ecuménica – de diálogo con otras religiones – que no existía en el primero. Lo que inclinará la balanza en este punto será, supongo, la incomodidad que produzca en los votantes el reconocimiento de otras formas de nombrar a la divinidad. Este no es el único punto a tenerse en cuenta a la hora de elegir, ni mucho menos, pero la opinión de la CEE ha sido recogida aun cuando la redacción sea diferente.

(Continuará con el tema “la vida”).


[1] Fernando Ponce es un sacerdote jesuita, doctor en filosofía y licenciado en teología. Actualmente enseña principalmente filosofía política, ética, y Doctrina Social de la Iglesia en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, Quito.

Pueden encontrar otros análisis y comentarios en "Desde la otra orilla"

1 comentario:

  1. Estoy completamente de acuerdo en que a la hora de votar debemos estar muy concientes de que lo que estamos haciendo es: aceptar la nueva constitución o seguir con la de 1998.
    Sí, parece muy obvio! Sin embargo, hay muchos distractores propuestos: por la prensa, la oposición, los que están a favor, y hasta, con todo el respeto, la CEE, representantes de la iglesia católica de la cual soy parte.
    Pareciera que vamos a votar por si estamos de acuerdo con Correa, o con la forma en que trabajaron los Asambleistas, o si apoyamos a la Iglesia Católica.
    Además creo que en general se está hilando muy fino, y se están interpretando cosas que cuando una persona normal, con una formación promedio, lee la constitución, de entrada no vee esos ¨puntos¨.
    Hay muuuucho que discernir!!!, pensando sobre todo en el Ecuador, un Ecuador que es de ricos y pobres, de blancos y negros, de cristianos y ateos, de heterosexuales y homosexuales, de liberales y de derecha, de mestizos e indígenas, etc, etc, etc, y recordar que Jesucristo no se puso del lado del poderoso sino del marginado, del que no tiene ni voz no voto.

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.