agosto 25, 2010

TAIZÉ

Taizé es un pueblito en el interior de Francia a donde acuden miles de personas a orar, convivir y en definitiva a encontrar a Dios en la oración y en los otros. A este pueblito llegó hace 70 años un suizo llamado Roger, buscando alguna forma de ayudar y vivir construyendo paz en medio de una Europa sangrante por la segunda guerra mundial. Así fue que Roger empezó a hospedar a fugitivos judíos que huían de los nazis (hoy pienso que la historia se repite pero más cerca de lo que pensamos, tantos desplazados colombianos que huyen de una guerra interna, o inmigrantes que dejan todo huyendo de economías inhumanas).

Así fue como este suizo en ese entonces de 25 años (también pienso cuantos jóvenes de esta edad sueñan con seguir a Xto. más de cerca y cuántos no saben a quien o a qué seguir y van dando tumbos por la vida), este joven decide seguir lo que Dios le pedía acoger a otros no importaba de que religión, raza o condición social. Y empieza darse un fenómeno increible de convivencia de religiones en torno a la oración, a los cantos y al encuentro con el otro, en este lugar, en este pueblito donde es más que evidente que Dios ha soplado su Espíritu entre los hombres.

En la actualidad el pueblo de Taizé convoca hasta 7 mil personas por semana, quienes viven una experiencia de convivencia durante 7 días, en donde las campanas les convocan a recogerse tres momentos del día (mañana, tarde y noche) a una oración donde se cantan salmos, peticiones y donde se hace un silencio conmovedor y multitudinario. El resto del día se trabajan textos de la biblia, profundizándolos de manera personal y compartiéndolos en pequeños grupos de 7 a 12 personas de diversos orígenes e idiomas. La dinámica de reflexión y oración se da en medio de actividades formativas (workshops) y cotidianas (limpieza y organización dentro del pueblo).

Sería genial vivir así siempre, pero los ahora 100 hermanos existentes que decidieron seguir a Roger, han decidido que la experiencia sea sólo de una semana, pues la verdadera experiencia nos espera en el día a día de nuestra vida, en el trabajo, en la ciudad, en nuestras familias y comunidades. Es ahí donde este estilo de vida contemplativa y comunitaria se debe ir propagando, sin acentuar en las diferencias que tenemos entre culturas y religiones, sino buscando los puntos que nos acercan y nos unen, en donde la comunicación es muy importante.

Todo esto es TAIZÉ, y ha sido mi regalo de mis cortas vacaciones, me habría encantado compartir la experiencia con mi querida CVX, pero estoy convencido que es esto posible también en el lugar que nos encontremos, los ingredientes son oración, comunicación, comunidad, sencillez y trabajo.

Termino compartiendo unos minutos de música con uno de los textos cantados en español de TAIZÉ y con fotos del lugar: TAIZÉ
(Edu Barahona)

1 comentario:

  1. Una experiencia interesante la que nos compartes, Edu. Enhorabuena por la vivencia.

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