Realizada por María Consuelo Escobar H., enviada por la CVX Colombia
Casa de Espiritualidad Pedro Legaria
Bogotá, 20 de enero de 2011
Con Nuestra Señora del Camino la delegación de Chile animó a los Magistas a ofrecer la oración de la mañana, tras la reflexión personal realizada en la noche, en el espíritu de recoger el día, la experiencia, los pasos recorridos. Así, se produce el tránsito a los últimos días del programa, donde se consumará la misión a que el Señor ha interpelado al grupo, y a través suyo a la comunidad CVX latinoamericana. Las experiencias de vida vuelven sobre sí mismas, en el entramado que las ha hecho compartidas.
Con Elena Andreoni, participante de la CVX Uruguay, y su conmovedor testimonio, en el que se deja percibir una profunda conciencia histórica y política, damos lugar a la reseña del día de hoy.
RESEÑA DESDE LA MIRADA DE ELENA ANDREONI, CVX URUGUAY
1. Presentación como participante en el Magis IV:
R/ Me llamo Elena Andreoni, soy de Uruguay, tengo tres hijos y tres nietos. Mi esposo está participando conmigo en el Magis y fue quien me motivó a venir. Hace muy poco que integro la CVX, hace apenas un año, si bien estuve hace mucho tiempo vinculada con la Espiritualidad Ignaciana, cooperando en el Centro de Espiritualidad Manresa, en Uruguay. Pertenezco a la comunidad Inchala, que en guaraní significa ‘hermano’. En el año 2008 hice un Diplomado en Acompañamiento Psico-espiritual, al que me invitaron los jesuitas, y a partir de ahí trabajo voluntariamente en el acompañamiento de laicos en la vida cotidiana: a personas comunes, que tienen problemas por cosas de la vida, que les plantean crisis de fe por ejemplo. Éste en Chile es un ministerio que ya está establecido, pero en Uruguay estamos en los primeros pasos al respecto, como iniciativa del jesuita responsable de la Casa de Oración y de Ejercicios, que invitó a un grupo de laicos a partir del diplomado, que ya lleva varios años en la formación de acompañamiento laicos y religiosas para ello. Nosotros llevamos allí un proceso de formación y supervisión, acompañados por algunos sacerdotes. Desde el 2006 inicié los Ejercicios Espirituales, y los fui haciendo todos los años, algunos de contemplación en la vida y otros de ocho días. Entonces fue cuando comencé a enamorarme más de la Espiritualidad Ignaciana y a sentir que era desde allí donde podía crecer mi fe. Yo tengo una vida bastante larga hecha: pertenecí a la Acción Católica Universitaria en el año 68; ahí me comprometí, junto con mi esposo, en la lucha por la justicia, por los marginados, por los pobres, en la época en que se dio aquel movimiento mundial de lucha por la igualdad; ahí justamente fue cuando se dio en el Cono Sur el proceso de las dictaduras. A raíz de ello, como estábamos embarcados en este compromiso y mi esposo era periodista, tuvimos que exiliarnos del país. Vivimos procesos muy duros, porque hubo muchos compañeros muertos, presos, torturados, algunos muertos. Nosotros teníamos dos hijos, fuimos a Argentina y ahí nos enfrentamos a la dictadura; mi esposo se tuvo que ir para España porque no podía volver. Yo regresé a Uruguay, y a la semana de estar allí murió nuestro hijo mayor. Entonces estuve muy acompañada por mi comunidad cristiana, desde una situación muy especial, porque como había dictadura lo hicieron desde el silencio. Cuando me fui me exilié en España con mi esposo, y perdí toda referencia a la comunidad; sobrevino la crisis de fe, y en los años que volvimos a Uruguay, porque entendíamos que ese era nuestro lugar, cuando se terminó la dictadura, reinicié un proceso de encuentro con la fe. Necesité encontrar las razones de mi fe, porque la había perdido y me había rebelado contra Dios, porque tenía 22 años y no tenía una fe tan interiorizada –esto de lo que se tratan los EE-: encontrarte con Dios desde lo más hondo de ti mismo, hacer ejercicios de discernimiento, hacer elección, eso no lo había hecho-. Y ahora lo digo por el Magis: ayer cuando planteaban teólogos su experiencia de estudio, y que en algún momento se preguntaban para qué, yo sentía al revés: mi reencuentro con la fe fue desde lo teológico, desde un discernimiento en grupo en el que nos acompañó un jesuita durante 10 años, para profundizar en las razones de la fe. Gracias a ello pude volver a encontrarme con Dios. Inicié entonces el proceso de los EE y tomé la decisión de reintegrarme a la Iglesia, que era el último paso. El Señor me llamó hace un año a integrarme a la CVX, a pesar de que había sentido el deseo de integrarme desde hace siete. Esa es mi experiencia y mi proceso racional, que creo que están muy integrados.
Al Magis llegué por una invitación. Yo formo parte de un grupo de estudios en teología en Uruguay. El Asesor teológico de éste, y la CVX Nacional, hicieron una invitación a participar de un grupo de reflexión teológica durante el 2010, nos plantearon la propuesta de asistir al Magis. Ahí es donde nos explican de qué se trata. Yo me sentí muy llamada porque siento que no puedo separarme del ejercicio de seguir formándome y profundizando en la experiencia de conocer a Cristo también desde la razón. Para mí es un elemento del que creo nunca poderme separar.
2. Impresiones sobre Colombia, la bienvenida y el encuentro con los participantes de los distintos países.
R/ Encontré una acogida humana excepcional, una organización que me impactó por el compromiso de los cevequianos que organizaron y el compromiso de los docentes. Sentí que había todo un trabajo atrás, una red que sostenía todo esto. Sentí que había no sólo personas, individualmente, sino una comunidad que recibía, con unas redes muy fuertes, y eso lo viví fundamentalmente con el compromiso de los docentes, que vienen de una espiritualidad común. Me llamó la atención cómo ellos se referían continuamente a nuestra espiritualidad –no en el sentido ignaciano solamente, sino desde nuestro compromiso CVX y como laicos-. Encontré laicos muy fundados, muy maduros en su compromiso y en su fe. Me gustó la integración entre lo intelectual, lo vivencial y lo corporal, y sentí que había una oración atrás de todo esto, y una preparación de comunidad. A ésta la viví de una manera que superó mucho las expectativas con que venía. Aparte de ello me impactó el grupo humano: 60 personas con realidades muy diferentes, pero con algo que nos une. Porque a veces tienes amigos con los cuales puedes compartir muchas cosas, pero la intimidad espiritual no la puedes compartir fácilmente, incluso con grandes amigos, y aquí pudimos hacerlo, a pesar de que cada uno tiene distintos matices. Toda la ‘infraestructura hotelera’ fue excelente, el espíritu de servicio de las hermanas también ayudó mucho.
3. Aspectos que destacar de la experiencia.
R/ Lo que resultó del Magis, en el balance que hacía ayer en la noche, es que fue una confirmación de un camino que yo venía haciendo desde la unidad comprensiva de mi fe. Sentí ese volver a Jesús, que fue como el corazón de este Magis, al Jesús histórico, que me emocionó desde la presentación de Mauricio, al comienzo, cuando nos dijo que tenemos que ser agentes de cambio y generadores de esperanza en nuestros lugares de trabajo. Me movió todo el compromiso socio-político que yo había vivido en el 68, y me abrió a una CVX que no me esperaba. Éste fue un año de sentir a la CVX como un compromiso serio, con la oración, con poder ser testigos individuales en nuestros lugares de trabajo y nuestras familias; pero esta dimensión más de lectura y compromiso con los signos de los tiempos en nuestros contextos antes no la unía con la CVX. Esto se nutrió con el análisis crítico y profundo que hicimos de América Latina con Marco Fidel, cuando contrastó nuestros paradigmas con la lectura del neoliberalismo, la realidad política de nuestro continente y el mundo. Desde allí se puso al Jesús histórico en el centro de nuestra vida. Esto me hizo empezar a unir la oración, mi historia personal, existencial, de compromiso político, y el profundizar en el conocimiento y fundamentación teológica. Y me encantó lo que se estuve trabajando estos últimos días, de que todos somos teólogos, de que la teología se construye desde la experiencia de Dios de cada uno, cosa que sólo es posible en comunidad: reafirmación de mi decisión libre de reintegrarme a la Iglesia, porque sólo en la comunidad es donde Jesús se hace presente.
4. Tema central sobre el que han versado las actividades del día.
R/ El eje de hoy fueron los Ejercicios Espirituales. A propósito de una lectura que nos presentó el padre Iván Restrepo S.J., comentábamos cómo el encuentro con Dios es igual al sacramento de la eucaristía. Este Jesús te interpela a fondo, te da la esperanza y la fortaleza para poder continuar. Lo visto fue para mí como un repaso de los que son los Ejercicios Espirituales y una oportunidad para clarificar, ordenar un poco más lo que a ellos se refiere, y su mayor significado quizás es entender que esta experiencia sólo se solidifica y se hace permanente si tenemos el encuentro íntimo con Dios que nos propone Ignacio, en ese reconocimiento del habitar de Jesús en nosotros mismos, como centro de la vida, desde la máxima interioridad, que es la que te da esa fuerza a la que antes yo me refería, cuando decía que en aquella época de mi vida me hizo falta, en tiempos de crisis.
5. Mociones y reflexiones fundamentales que se han hecho presentes en la oración personal y del grupo.
R/ La moción fundamental del grupo en que yo estuve compartiendo fue, por un lado, sobre la palabra ‘reflectir’, como esta vuelta continua, este proceso de ir viviendo a Jesús y volverlo a vivir, porque frecuentemente nos separamos de él: aquello de ir rumiando a Jesús, su vida, su enseñanza. Volvimos a cómo nuestra espiritualidad está centrada en ello. El padre señaló cinco columnas centrales en el método de los Ejercicios, y en medio está la experiencia de contemplación del Jesús histórico, humano, a cuyo encuentro queremos ir; empaparnos, dejarnos ser, dejarnos llevar. Algo muy exigente, muy difícil, una oración que nunca va a acabar. La contemplación para mi es central en la vida, porque es el encuentro vivo con Dios, que pienso que es lo que te da la fuerza para no desfallecer frente a aquellas pruebas que a veces vienen de fuera, pero otras tantas vienen más de nosotros mismos, como se planteó: frente a nuestras seguridades, nuestros engaños. Ese encuentro con él es el que te transforma y da la fortaleza. Otra moción muy importante que me llevo a mi país es el deseo de trabajar en el tema de la teología de género, que aquí tanto me interpeló, contrastándolo con las realidades de exclusión. Es una vía de reflexión en la que quiero seguir profundizando.
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