Durante mucho tiempo habíamos estado tejiendo esta idea.
Motivados por un lado por las comunidades de parejas que nos pedían hacer algo
para que pudieran traer a los niños a la misa, sin que supusiera un momento tedioso
para los pequeños y una tensión para los padres que no sabían cómo hacer para
no molestar con gritos y juegos a los adultos que concentrados escuchaban el
evangelio…había algo que hacer para que la eucaristía sea un lugar que convoque
a grandes y pequeños.
Nuestra decisión fue lanzarnos a la experiencia. La
vocalía de vida comunitaria, animada por la idea y con el trabajo de un equipo
que realmente se involucró con esta idea preparó la primera misa para niños.
El 21 de noviembre, que coincidió con el tema de Cristo
Rey, tuvimos la primera aventura con este tipo de eucaristías. Tal vez, en
primer momento causa resistencia el cambio horario, el cambio de rutina, lo
inesperado…pero el sentir que puede haber un espacio familiar en nuestras
eucaristías y que los niños captan mucho mejor a un Dios cercano que les habla
desde su pequeña experiencia, con sus amigos de juego o en sus capacidades de
comprender la vida desde su sencillez, nos sigue motivando a hacer con ellos
muchos otros espacios de este tipo, donde la FAMILIA CVX sea la protagonista.
Esa primera eucaristía fue planeada pensando en que los
niños no tienen por qué vivir separados de la misa común y corriente, muchos
padres han llevado a sus niños a parroquias y otros sitios donde esperan que los
niños tomen la enseñanza de ir en familia, pero a la vez, pensamos en que era
importante crear un espacio de mayor cercanía para los pequeños. La metodología
fue sencilla: iniciar con una oración conjunta, al momento de las lecturas
trasladar a los niños a otro ambiente donde entendieron el evangelio con una
función de títeres que les transmitió la idea de Cristo Rey y elaborar una
manualidad con el equipo de CVX para presentarlo en el ofertorio. A partir de
este ofrecimiento, donde el padre Vicente Chong participó preguntando a los
niños sobre lo aprendido, los niños compartieron con sus familias el resto de
la eucaristía.
Agradecemos de corazón a quienes participaron, les
animamos a los que no estuvieron y que son padres a vivir la experiencia, y a
los adultos que no tienen hijos pequeños, también les invitamos a experimentar
una nueva forma de encontrar la palabra de Dios y de apoyar a que los niños
tengan desde ya la oportunidad de formarse para ir creciendo en la fe. Y
satisfechos por lo realizado, el CSR-Quito y Manta sigue comprometido a
fortalecer este espacio y vincular a las familias que sientan importante seguir
con este trabajo.


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