Con la frase inicial definiría la fase intensiva del Curso de Guías de nuestra querida CVX Nacional, compartido el feriado de Carnaval. A lo mejor curso suene muy académico pero el mismo fue más que eso, sin desmerecer todo el nutrido material recibido, el compartir de vida de nuestros hermanos y jesuitas matizaron un contexto para sentir y gustar a una CVX dinámica, llena de historia, viva, jovial, imperfecta pero sobretodo muy hermanada con ese sentimiento de ser Instrumentos del Señor…
Tuvimos la suerte de contar con la presencia de Macarena, integrante de la CVX Chile y de nuestra querida Marielle representando a la CVX Brasil, fue sentir a una comunidad Latinoamericana que vive las mismas necesidades desde su realidad, y que luchan por su Misión, la de todos, aquella de tener una Opción Preferencial por los Pobres, un mundo más justo y digno para todos.
La presencia de Dios en todas nuestras actividades, la energía y motivación de los participantes y el ambiente de oración de la Casa de San Agustín fueron los elementos claves que nos permitieron vivir con ánimo y esperanza cada día, y aunque, el tiempo quiso detenernos, el deseo por compartir y aprender pudo vencerlo.
Somos concientes que lo aprendido en esos tres días, son apenas la antesala de algo mucho más grande que tendrá que irse definiendo en el tiempo, porque ser Guía no implica conocerlo todo, al contrario, invoca una forma de servirle a Dios, siendo luz en las comunidades que nos toque llevar; tampoco significa ser sabios e intocables, implica ser muy humanos, saber que también cometeremos errores y que no tendremos la solución a todo.
El Guía no va solo, pertenece a un cuerpo que se apoya y se retroalimenta de las experiencias de los demás, cuenta con el acompañamiento de sus hermanos de comunidad y sobretodo siempre estará bendecido por Dios en su diario caminar.
Un agradecimiento especial a los Vocales de Formación Nacional y Regionales como también a los invitados, por su iniciativa y empuje tesonero en toda la organización, siendo muy evidente su fiel compromiso de vida con nuestra querida CVX; y también, al resto de participantes por lanzarse a una aventura nueva, dejando que su vocación de ser guías crezca en la alegría del Señor.
Santiago Zárate B.
CVX ECUADOR
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