abril 18, 2007

Educación de calidad implica liderazgo de compromiso


El Colegio San Luis Gonzaga, que desde hace 3 años se encuentra en el sector de La Armenia , en el Valle de los Chillos, organiza campamentos para sus estudiantes en los cuales trabajan el liderazgo personal al servicio de la comunidad.
¿Quién dijo que no se puede encender el liderazgo con carbón?, ¿o que no se lo puede elevar con cuerdas? o ¿buscarlo con pala y azadón? Así es como jóvenes, varones y mujeres, del Colegio Gonzaga se empeñan en ser “jóvenes para los demás”.


Gracias al apoyo de las autoridades del colegio y de profesores, ellos han formado CEL (Campamentos Ecuatorianos Loyola) que solamente en el Gonzaga cuenta ya con cerca de un centenar de miembros. Dicha iniciativa se ha extendido a otros colegios jesuitas como el San Felipe Neri de Riobamba quien ahora también ya cuenta con un grupo similar.


Cada campamento dura normalmente un fin de semana y es dirigido por dos “jefes”, un chico y una chica, quienes son los que llevan la dinámica de la experiencia. Los apoya el grupo llamado de “materiales” que colabora en toda la logística: limpieza, armado de carpas, montaje de instalaciones eléctricas, material de apoyo, levantamiento de los espacios de cocina, etc., etc., etc.


“Es una chévere experiencia porque te ayuda a superarte como persona y a valorar lo que tienes en tu casa: cocinar para una comunidad de 8 personas, estar listo siempre a tiempo, ser ordenados y hacer dinámicas para divertir a 100 o 200 personas; organizarnos como equipo no es muy fácil que digamos”, nos cuenta Pierre Redrován, de 16 años, uno de los más nuevos miembros.


Un día de campamento comienza normalmente a las 6 de la mañana con una pequeña oración muy sentida por todos y la tradicional gimnasia para despertarse. Luego cada una de las carpas, las llamadas “comunidades”, se dividen para poder preparar el desayuno, asearse y dejar ordenada cada tienda para la revisión. A lo largo del día se izan las banderas en el campo de banderas donde se aprende a amar a la patria; en diversos lugares se tienen varias actividades como juegos, trabajos grupales, concursos, charlas, audiovisuales y al medio día se prepara el almuerzo. Los cantos no están ausentes de la dinámica del día.


Por la noche, la encendida del fuego que tiene un profundo significado de cercanía con la comunidad y hasta con Dios, y luego la fiesta del campamento para compartir como amigos, un momento de “rincón de comunidad” en el que cada uno reflexiona sobre su “sentirse como ser humano” y las proyecciones comunitarias de su trabajo para construir su ciudad de lona.


La ciudad de lona es el espacio donde se levanta el campamento. En cada carpa conviven 8 chicos, cada uno con un guía, miembro del propio grupo del CEL, quien hace de “hermano mayor”.


Más que una simple reunión de carpas, la ciudad de lona es la práctica de una sociedad construida por muchachos con sus propias reglas: una sociedad en donde no existen hurtos, donde el diálogo es la única herramienta para solucionar los conflictos, donde nadie se va a dormir con hambre, donde se ponen en práctica la solidaridad y el compañerismo pero no desde los discursos sino con la vida misma.


Valores en medio de la naturaleza, compartidos en comunidad hacen de los campamentos una buena opción de liderazgo con el cual los jóvenes gonzagas cumplen su lema de “ser más para servir mejor”.


Panchito Robalino

CVX Quito

1 comentario:

  1. Gracias por tu compartir Panchito, ojalá hagamos todos de nuestro mundo un gran campamento en donde la vida comunitaria se imponga al individualismo, y como dices tú, donde nadie se vaya a dormir con hambre sino contentos de haber servido a los demás. UN ABRAZO, EDU

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