Ver nuestros Viernes Santos desde el Domingo de Resurrección

Por invitación del Secretariado de Espiritualidad, Maricarmen y yo nos unimos a un grupo de 42 personas, algunos profesores de la PUCE, otros venidos desde Guayaquil y tres parejas de la CVX de Quito a hacer los EE en San Agustín. La mayoría fueron personas que regularmente y desde hace muchos años se juntan en Semana Santa para realizar los EE. Como novedad destacada por ellos fue que por tercera ocasión permitían la presencia de mujeres en esta tanda.

Hacía ya más de dos años, que no regresaba por esta senda espiritual. "Me cogió de nuevo" se diría, pero también sentía tener más claro el propósito de esos 4 días en esa bella casa. También estrenabamos sacerdote guía, el P. Eugenio Solaesa SJ, que recién llegado a esta tierras, nos distraía con sus dichos de la Madre Patria que requerían ser traducidos, por ejemplo "forofo". Inmediatamente nos dimos cuenta que sería de mucha ayuda con sus puntos y charlas para realizar de mejor manera los EE.

Partiendo de reconocernos personas débiles y pecadoras, pero salvadas al igual que el recaudador Zaqueo; pasamos al tiempo pascual, en el cual se vivió fuertemente la pasión y resurección de Jesucristo. Eugenio fue enfático al transmitirnos la gratuidad del amor de Dios, hagamos o dejemos de hacer méritos o faltas. Comprendimos mejor que nuestros Viernes Santos, que los hemos tenido y los tendremos, se explican siempre y de deben ver desde el Domingo de Resurección.

Fue claro también que al término del retiro salía fortalecido, animado y sin temores para contar lo vivido y para poner en práctica los mínimos propósitos hechos allí.

Agradezco a mi esposa Maricarmen con quien, a modo de acompañante, tuve varias ocasiones para intercambiar las experiencias y mociones que iban surgiendo luego de los momentos de oración. También aprovecho para agradecer al personal de la casa que nos atendió muy bien y a quienes permiten que desde hace 63 años exista ese lugar privilegiado para la práctica de los EE, a Doña María Augusta Urrutia y su legado, la Fundación Mariana de Jesús.

Francisco Peña M.

CVX Quito