noviembre 26, 2008

El laico tiene que aprender el arte de ser malabarista

Cuando yo entré a la CVX (hace ya 10 años... cómo pasa el tiempo!!!) me explicaban la dinámica CVX como aquella mesa de 3 pilares (espiritualidad, comunidad y servicio). Si una de las tres faltaba, la mesa se caía. Luego, en una visita que nos hicieron Javier Uriarte sj y Franklin Ibañez (desde la hermana CVX Perú), vinieron con la novedad del cuarto pilar, la dimensión personal.

Pero a medida que pasa el tiempo, la globalización hace cada vez más evidente que el mundo ha cambiado, aunque talvez debo reconocer que en 10 años soy yo el que he cambiado y soy más viejo. La vida se complica, y aumentan las responsabilidades, y más que la imagen de la mesa sostenida por estos tres pilares que defendemos se me hace más evidente la metáfora del malabarista que tiene que avanzar con tres pelotas que rotan en el aire -a veces más... familia, trabajo, amigos que muchas veces nada tienen que ver con CVX ni les interesa ser parte-. Camina con las tres, pero alternando su permanencia en las manos donde máximo pueden caber dos, una en cada mano. En todo momento hay una que queda en el aire, pero también en cada momento hay una o dos sobre las que trabajo, en la medida de mis capacidades. En la mesa, una imagen estática, cada pilar tiene que tener la misma medida, sino tendremos mesa "chueca". En cambio, para el malabarista, pretender tener las 3 al mismo tiempo y nivel es ignorar las limitaciones del oficio y la naturaleza de su identidad dinámica. Yo creo que el laico ignaciano tiene que aprender el arte de ser malabarista.

El malabarista es por naturaleza un profesional flexible y creativo. Sostengo que mucho más importante que mantener la vida de oración es cultivar la vida espiritual. No todos los días tenemos tiempo para hacer oración, pero todos los días podemos alimentar nuestra espiritualidad: con el examen de conciencia, visitando brevemente al Santísimo, ofreciendo la jornada con una pequeña plegaria, con la devoción del Ángelus o un denario en la metrovía de ida al trabajo. Cualquiera de estas "prácticas" no nos quitan más de 5 minutos en el día. Por supuesto que la oración es necesaria y hay que buscar siempre espacio para ella, pero seamos realistas, ¿qué madre tiene tiempo o "lucidez" (que no le venza el cansancio) para orar 15 o 20 minutos todos los días?

Cuando tenemos un molde para medir, vamos a juzgar a los demás. No creo que haya mayor peligro para la vida comunitaria que el juicio porque en lugar de animar e incluir, el "molde" sirve para excluir a los que consideramos que no calzan con el mismo. ¿Y qué tal si nos estamos midiendo con los moldes incorrectos?

En medio de lo abrumador que pueda parecer la vida cotidiana y las mil responsabilidades que nos caen, sigo confirmando que me siento llamado a una vocación que considero plenamente laical. Si esperamos que sea el cura quien nos "resuelva" las desolaciones, aunque más "contenta y tranquila", dejaría de ser una comunidad de laicos maduros, y retrocedería para convertirse en la "CVX del cura tal o cual". Laicos que hacen lo que el cura les "ha dado discerniendo", sin la capacidad de descubrir la voluntad de Dios, a nivel individual y comunitario. Habremos perdido la oportunidad de aprender lo que el Señor nos ha querido decir en este tiempo de crisis: que hay "fórmulas" que debemos estar dispuestos a abandonar y nuevas prácticas que no debemos despreciar.

¿Cómo ser buena noticia en este mundo? La CVX está llamada a crecer, a vivir su adultez a plenitud. Está llamada a comprender que la vocación laical se realiza no a pesar de la vida familiar y la laboral, sino justamente en ellas. Que ahí debemos ser flexibles, para poder ser creativos, co-creadores de estilos de vida nuevos, mejores. Ahí debemos descubrir cómo construir el Reino, un mundo de justicia y paz, a nuestro alrededor. Ahí debemos ser testimonio para un mundo que es laico, mientras "se gana el sueldo y se educa al hijo".

El mundo está cambiando, es más complejo que hace 10 o 20 años. Cada uno tendrá ejemplos que lo demuestran: la familia está en crisis, la política está en crisis, la economía está en crisis, la Iglesia está en crisis. Arrupe decía hace 30 años que más deberíamos temer dar respuestas de ayer a problemas nuevos que enfrentar con valentía lo desconocido. Yo agrego con creatividad y flexibilidad, como el malabarista.

¿Qué Voluntad de Dios estamos testimoniando con nuestro estilo de vivir nuestra laicidad?

Chuco

chucoec.blogspot.com


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.