noviembre 17, 2008

Juan Cavanna… “los frutos son del Señor”

En esta ocasión queremos conocer un poco más de la vida y misión de otro de los jesuitas cercanos a nuestra CVX Ecuador, el padre Juan Cavanna SJ, quien dejando un momento sus actividades nos ha concedido esta entrevista.

1) Querido Juan, cuéntanos un poquito que ha sido de tu vida luego de regresar de tu formación en Roma, ¿en dónde te encuentras trabajando y cuánto tiempo vas con ésta responsabilidad?

La Compañía me trajo a Cuenca, un lugarcito amable de nuestro Ecuador en el que yo nunca antes había vivido. Vine con la misión de ser el Director de Pastoral de la Unidad Educativa Borja que los jesuitas tenemos acá, pero además con el encargo de fundar la CVX en estos lares. Adicionalmente el rector de este colegio me ha encomendado acompañar a los exalumnos en su proceso de dar forma al ASIA (Antiqui Societatis Iesu Alumni), que por muchas razones se ha venido postergando en el tiempo. Llevo ya un año y un mes trabajando en estos frentes.

2) En ésta nueva misión, ¿cuál ha sido tu principal dificultad y tu mayor satisfacción?

A todo lugar nuevo donde uno llega le toca "pagar derecho de piso", o sea tiene necesariamente que pasar un tiempo prudencial para que la gente lo cale a uno y para uno poder calar a la gente. Hablo de conocimiento mutuo, el conocimiento genera confianza, y cuando la gente ya confía en uno ya se puede proponer proyectos e innovaciones.

El joven ha sido mi campo de trabajo por más de 30 años, me satisface poder decir, con mucha humildad, que el buen Dios me ha dotado de carisma para saber llegarle y convocarlo a la aventura del seguimiento de Jesús y contagiarle el gusto por la espiritualidad ignaciana. Ahora bien, cada ciudad tiene su propia peculiaridad, y acá en Cuenca el fuerte enraizamiento familiar me ha hecho difícil alcanzar objetivos que en otras ciudades había alcanzado más rápidamente. Esto ha dotado de un grado mayor de dificultad mi trabajo, pero al mismo tiempo lo ha vuelto un reto interesante.

Cuando tú trabajas con los jóvenes debes ser muy paciente, los resultados a veces demoran meses y hasta años, y no siempre se dan en proporción directa al tiempo y creatividad invertidos. Tal vez por eso no hay mucha gente a la que le gusta trabajar apostólicamente con los jóvenes. Los adultos responden más rápido a tu trabajo y son a veces más agradecidos a corto plazo. En cambio los jóvenes tienen su ritmo y a lo mejor no dan señal de respuesta sino hasta muchos años después de graduados.

Para trabajar con los jóvenes tienes que hacer carne en tu carne la parábola del sembrador que echa su semilla al voleo y que cae en diversos tipos de suelos. Tú no eres dueño de la semilla, tu misión es echarla sin juzgar el tipo de suelo que la pueda acoger, a lo mejor y tienes la alegría de verla germinar, a lo mejor y nunca lo llegas a ver pero que germinará, germinará. Hay que tener también la actitud de un San Pablo que dice: "Yo sembré, Apolo regó, pero los frutos son del Señor"

La mayor satisfacción de mi vida es ver cómo el Reino crece dentro de esos jóvenes, cómo modifican sus actitudes, cómo asumen compromisos, cómo proyectan acciones de servicio en beneficio de la gente, cómo se gastan sin regatear en tiempo ni energías, cómo enrumban finalmente sus vidas con decisiones valientes que en ocasiones los han llevado muy lejos de nuestros linderos patrios, o a los senderos poco transitados de la vida consagrada. Y lo sabes, están allá, en otra trinchera pero peleando la misma batalla por instaurar el Reino en la tierra. Es consolador volver a hablar con ellos después de X número de años de no verlos y sentirlos tan amigos como siempre, constatar que se han apropiado de lo que un día les compartiste con humildad, que son tenaces buscadores de la voluntad de Dios, que se han prodigado y se prodigan a gente que tú nunca conocerás, es una experiencia maravillosa recibir los frutos de su propio crecimiento, de su reflexión, de su propio encuentro personal con Dios.

3) Tú conoces que el sueño de CVX ha sido formar una comunidad en Cuenca, ¿por qué crees tú que esto no ha podido ser realidad?

Para que la CVX pegue en Cuenca es necesario que haya en Cuenca alguien que conozca al menos un poco y ame a la CVX, así como a la espiritualidad ignaciana. En Cuenca ha habido muchos jesuitas muy versados en la espiritualidad ignaciana, pero que prácticamente han conocido muy poco o nada a la CVX y por ello no la han amado. Para vender un producto hay que conocerlo, estar convencido de él y "amarlo".

4) ¿Consideras tú, que la realidad de tu nueva misión, es diferente a las anteriores misiones que has tenido tanto en colegios de la Compañía en Quito y Guayaquil?

Cada ciudad ha tenido y tiene su peculiaridad. En Quito el trabajo de Juan Caballero durante décadas había permitido que haya un ambiente ya convencido, no había que hacer ningún esfuerzo por convencer, simplemente arrimar el hombro y trabajar. En Guayaquil no había CVX, pero sí hambre de un movimiento con ignacianidad. Los Grupos Apostólicos habían creado ya una mística de servicio y de compromiso, solo que esa opción terminaba al acabar el colegio. La oferta de CVX llegó en el momento justo, fue la respuesta a una búsqueda, a unas ganas de seguir en algo que se acomode a la nueva realidad universitaria de los exalumnos que habían militado en el Grupo Apostólico Javier.

En Cuenca a pesar del enorme trabajo apostólico desplegado desde siempre por los jesuitas no ha habido nada semejante a lo de Quito o Guayaquil. Acá el trabajo mayor es convencer de algo de lo que no se cree tener necesidad. Las actividades apostólicas concretas son puntuales y se restringen a la vida colegial. Una vez graduados, lo único que parece importar es obtener un título profesional, lo apostólico es algo bonito pero que se reduce a la época colegial. No se entiende que se deba encontrar tiempo para un movimiento cristiano que exige reuniones periódicas, formación, servicio. Para ellos tal vez sea más sencillo buscarse un tiempo para algún tipo de servicio apostólico puntual, pero será complicadísimo que ellos encuentren tiempo para vivir y formarse en comunidad.

5) ¿Cuál crees tú que es la característica particular de la sociedad cuencana, que hace la diferencia con el resto del país?

Apenas tengo un año viviendo en esta tierra, y aún no creo tener autoridad para poder afirmar las características de esta sociedad sin temor a equivocarme. Mi punto de mira es el joven concreto con el que trabajo, ello me da una perspectiva que no creo que sea en modo alguno totalizante o completa. Con esta salvedad lo que puedo decir de esta sociedad y que me ha llamado la atención es el peso que tienen las tradiciones, las religiosas y las familiares. Las religiosas me parece que son más de tipo cultural que una respuesta personal al Dios de Jesús. Las grandes fiestas religiosas no tienen necesariamente alguna repercusión en el ámbito personal, familiar o social, pero que se cumplen, se cumplen. La familia es un polo de atracción muy fuerte, el cuencano está sicológicamente conectado con la familia de un modo que no es en modo alguno el sentido restringido que puede tener en Quito o Guayaquil donde he vivido antes. La familia es TODA la familia: abuelos, nietos, tíos, primos, hermanos, sobrinos, cuñados, suegros, yernos y nueras. Los fines de semana no es nada raro que se junten en la finca de uno de ellos para pasar "en familia". Esto es un serio problema al momento de intentar plantear simples reuniones, actividades formativas o EE en fines de semana y peor en feriados de ningún tipo, civiles o religiosos.

6) ¿En la línea de la pregunta anterior, cuál crees tú que podría ser el mayor aporte de una comunidad CVX en Cuenca, para la comunidad nacional y mundial en caso de que se consolide una comunidad?

Vaya pregunta. Cada comunidad local va descubriendo su misión en el contexto de la Comunidad Regional, Nacional y Mundial a medida que hace camino. Será ella la que a medida que crezca y cobre conciencia de su entidad la que se debe interrogar frente a Dios el porqué de su existencia. Cada niño que nace pone un interrogante en el corazón de toda su familia, cómo será este niño en el futuro, qué rumbo tomará, cuál será la huella que deje en el mundo. Igual puede decirse de la futura comunidad de Cuenca que está apenas en proceso de gestación, si no me atrevo ni de lejos a decir que ya ha nacido. Solo toca velar y rezar porque esta gestación nos de a luz un nuevo niño del cual todos nos sintamos orgullosos en el futuro.

Ahora bien, sí creo que a nivel de Cuenca vendrá a llenar un vacío. Existen movimientos muy espiritualistas, que ofrecen experiencias espirituales de choque, de esos que estremecen bastante y hacen llorar mucho, con conversiones fulminantes, pero que no ofrecen una espiritualidad sólida para autoconstruir la propia vida discerniendo la voluntad de Dios. El apostolado al que empuja puede ser asistencialista, pero en modo alguno uno que busque transformar las estructuras de la sociedad, que involucre al sujeto con su misma profesión como sí lo hace la CVX. Estos movimientos no buscan la frontera, no les interesa nadar en medio del conflicto, basta que sus miembros recen, vayan a misa y comulguen, que no es poco decir, pero para los que vivimos la espiritualidad ignaciana no es suficiente, el Magis no nos deja quietos ni nos da reposo.

7) ¿Qué crees tú que nos hace falta como CVX nacional y mundial, para que el número de miembros aumente en nuevas ciudades o en nuevos ámbitos sociales?

Hay que perder el miedo de trabajar en colegios y en parroquias. Hay que crear semilleros vocacionales, hay que vender una vocación que puede ser vivida desde muy joven, de un modo proporcional y gradual a la edad que se tiene. Los países del mundo donde la CVX tiene muchos miembros son aquellos donde los cevequianos han hecho del apostolado con la juventud una de sus serias opciones apostólicas. En cambio allí donde solo trabajan con adultos la CVX está languideciendo o en peligro de extinción. Es verdad, el apostolado con jóvenes es poco gratificante a corto plazo, pero es el único modo de garantizar el futuro. Hay que alentar a los cevequianos que disfrutan trabajando con la juventud, hay que hacerles sentir que su apostolado es bueno, muy importante y necesario. Aunque no tengamos una repuesta vocacional masiva, el bien sembrado dará sus frutos en su momento para bien de la Iglesia y de la sociedad.

Creo que todos los cevequianos deberían sentirse una extensión palpitante de la comunidad mundial allí donde les toque desenvolver su vida. Hay que ser descaradamente cevequianos sin andar publicándolo tontamente. Sus vidas deben cuestionar, inquietar, atraer. Hay que tener un ojo conquistador, mirar como hubiera mirado Jesús o el mismo Ignacio para detectar y enganchar gente nueva y valiosa para nuestro movimiento. Un cevequiano debería ser tal que, de darse el caso, si su vida debe forzosamente desenvolverse en un rincón del planeta donde la CVX no existe, él sea el fundador de una nueva comunidad local. Jesús lo hizo, Ignacio muchas veces también lo hizo. Nuestra espiritualidad nos empuja a vivir en comunidad, y si no lo hubiese a crear comunidades de amigos en el Señor. Si estamos contentos con lo que vivimos, ¿porqué no atraer a otros a nuestro estilo de vida?

8) ¿A raíz de la CG35, y del nuevo padre general Adolfo Nicolás SJ, crees tú que ya se están viviendo cambios y/o transformaciones en los colegios de la Compañía?

Es demasiado prematuro para hablar del impacto del generalato de Adolfo Nicolás o de la CG 35 en la Compañía. Podemos sin embargo hablar de signos esperanzadores. Por vez primera la Compañía de Jesús habla en una Congregación General de Pastoral Orgánica, de Pastoral Juvenil y de involucrarse con los jóvenes más allá de las experiencias espirituales concretas que les podamos ofrecer. El que el nuevo general haya aceptado ser Asistente Eclesiástico de la CVX es también un buen signo, y las primeras palabras que dirigió a la CVX en Fátima no pueden ser sino muy auspiciosas.

9) ¿Por último, envía un saludo a todos los lectores del blog, que se lee ahora en muchos rincones del mundo?

Un saludo de corazón a los muchos amigos laicos con que Dios ha enriquecido mi vida y mi sacerdocio. Es hermoso sentir que somos hermanos impulsados por la misma visión de nuestro padre común, Ignacio. Gracias porque sin siquiera imaginarlo ustedes han sido y son un mensaje y un lenguaje directo de Dios a mi vida. Uno de mis sueños es poder un día no solo trabajar para ustedes, sino con ustedes en un proyecto apostólico común donde todos demos lo mejor de nosotros para bien de nuestro Ecuador.

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