Amigos,
Quería comentar y compartir un poco unos sentimientos y contrastes en un par de experiencias que tuve para estas fiestas.
El dìa 24 de Diciembre, visitando a mi enamorada antes de la misa parqueè mi carro para entrar a su casa. Fue justo en ese lugar donde nos robaron a ella y a mì en mayo. En ese momento pasò un señor sospechoso con un año viejo pequeño de Barney mientras poco a poco se dirigìa a mi carro. Algo preocupado y cauteloso procurè cerrar el carro y sin mirarlo entrar a la casa de mi enamorada. Habìa escuchado que la mejor estrategia para evitar los robos es manteniendo la distancia con los sospechosos.
Supe que venìa a pedir la respectiva "caridad para el viejo" lo que podìa ser arma de doble filo. Sin embargo no la pidiò (y aunque la hubiera pedido mi instinto me hubiera hecho responder casi inmediatamente No tengo, disculpe).
Mi sorpresa se dio en el momento en que el sospechoso dijo: "Disculpe jefe... que tenga una feliz Navidad". No sòlo fue ese mi impacto, sino la alegrìa y la sonrisa con la que lo dijo, como si anduviera alegre por algo en especìfico. Talvès logrò comprarle el año viejo de Barney a su hijo, talvès pudo salir de tiempo de su trabajo para pasar con su familia, talvès pudo haber un sinnùmero de motivos por el que el "sospechoso" estaba alegre, tanto que se desbordò su alegrìa y quizo compartirla con el primero que estuvo en su camino. Pero algo me quedò retumbando en el corazòn, y es naciò Jesùs en su corazòn... Y se notò en su rostro, en su alma, en su acciòn de decirle a un chico cortante y temeroso de èl: Disculpe "Jefe(?)" Feliz Navidad. No fue necesario armar un àrbol, ni un nacimiento, ni mucho menos comprar un regalo, Jesùs naciò y escogiò el lugar dònde nacer: aquel lugar màs elemental y sencillo, el corazòn.
Este año quise con el CD de villancicos, que algunos saben qe grabè, tener una herramienta para todos para preparar nuestros corazones para la venida de Jesùs. Pero aquèl dìa, este hombre compartiò conmigo la Navidad y me hizo caer en cuenta lo distraìdo que estuve. Distraìdo porque lo mirè pero no lo vi, porque en principio lo oì pero no lo escuchè. Y cada vez màs asimilo la frase que Jesùs dijo al ser cuestionado por Pilatos sobre si Èl era el Rey: Mi Reino no es de este mundo.
Esta fue mi Navidad (entendamos Navidad como Natividad: Nacimiento). Mi reflexiòn, amigos, es que debemos abrir màs los ojos, porque su Reino no es el que estamos acostumbrados a ver, simplemente no es de este mundo y debemos descubrirlo en el lugar en que menos creamos que "debe" nacer.
Caso parecido me pasò hoy 30 de Diciembre. Saliendo de un restaurant con unos amigos y mi enamorada, nos topamos con los tradicionales vendedores de rosas que con un "se la merece" lo ponen a uno en jaque. Y màs aùn, junto a la sra (que màs tenìa cara de srta) estaba su hijito pidiendo caridad para su año viejo, un Dragon ball.
Esta vez, sin un suelto que darle al niño iba a comprar la rosa. Pero luego le dije a la Sra que le iba a dar mi dòlar al niño. Verle el rostro al niño y la alegrìa con la que se fue gritando y jugando con su Dragon ball fue renovante. Sentì volver a mis años de niñez, a esa inocencia y a esa alegrìa que con los años siguen pero a veces tontamente las ocultamos. De seguro el niño de 2 ò 3 años no sabìa el valor de una moneda, o de un billete, pero la alegrìa estaba proque estaba, porque asì lo manda la vida.
Sentì el reto de sacar todas esas ataduras qeu los adultos tenemos a medida que vamos creciendo y que opacan u ocultan el niño que tenemos dentro toda la vida. O es que no nos hemos dado cuenta que conforme los adultos envejecen se parecen cada vez màs a un niño? Llaman la atenciòn con "niñerìas", se engrìen, piden atenciòn, etc etc. No hay mayor explicaciòn que esa: el niño sigue ahì, sòlo que en nuestra adultez nos "avergonzamos" y lo ocultamos de distintas formas.
Ese es mi año nuevo. Talvès viejo porque querrè volver al pasado, eso sì con los pies y la cabeza en el presente, pero con el alma de un niño.
Querìa compartir estos sentimientos y contrastes con uds. Si para algo Dios nos da estas experiencias es para compartirlas.
Les deseo una Feliz Navidad (atrasada para algunos) y un feliz año nuevo. Todo esto con el significado que se merece, no con el tradicional y comercial.
Un abrazo a todos y acompàñenme en este camino, este reto y propòsito de intentar mejorar cada vez màs como persona, como hijos de Dios.
Nacho
CVX Guayaquil
Quería comentar y compartir un poco unos sentimientos y contrastes en un par de experiencias que tuve para estas fiestas.
El dìa 24 de Diciembre, visitando a mi enamorada antes de la misa parqueè mi carro para entrar a su casa. Fue justo en ese lugar donde nos robaron a ella y a mì en mayo. En ese momento pasò un señor sospechoso con un año viejo pequeño de Barney mientras poco a poco se dirigìa a mi carro. Algo preocupado y cauteloso procurè cerrar el carro y sin mirarlo entrar a la casa de mi enamorada. Habìa escuchado que la mejor estrategia para evitar los robos es manteniendo la distancia con los sospechosos.
Supe que venìa a pedir la respectiva "caridad para el viejo" lo que podìa ser arma de doble filo. Sin embargo no la pidiò (y aunque la hubiera pedido mi instinto me hubiera hecho responder casi inmediatamente No tengo, disculpe).
Mi sorpresa se dio en el momento en que el sospechoso dijo: "Disculpe jefe... que tenga una feliz Navidad". No sòlo fue ese mi impacto, sino la alegrìa y la sonrisa con la que lo dijo, como si anduviera alegre por algo en especìfico. Talvès logrò comprarle el año viejo de Barney a su hijo, talvès pudo salir de tiempo de su trabajo para pasar con su familia, talvès pudo haber un sinnùmero de motivos por el que el "sospechoso" estaba alegre, tanto que se desbordò su alegrìa y quizo compartirla con el primero que estuvo en su camino. Pero algo me quedò retumbando en el corazòn, y es naciò Jesùs en su corazòn... Y se notò en su rostro, en su alma, en su acciòn de decirle a un chico cortante y temeroso de èl: Disculpe "Jefe(?)" Feliz Navidad. No fue necesario armar un àrbol, ni un nacimiento, ni mucho menos comprar un regalo, Jesùs naciò y escogiò el lugar dònde nacer: aquel lugar màs elemental y sencillo, el corazòn.
Este año quise con el CD de villancicos, que algunos saben qe grabè, tener una herramienta para todos para preparar nuestros corazones para la venida de Jesùs. Pero aquèl dìa, este hombre compartiò conmigo la Navidad y me hizo caer en cuenta lo distraìdo que estuve. Distraìdo porque lo mirè pero no lo vi, porque en principio lo oì pero no lo escuchè. Y cada vez màs asimilo la frase que Jesùs dijo al ser cuestionado por Pilatos sobre si Èl era el Rey: Mi Reino no es de este mundo.
Esta fue mi Navidad (entendamos Navidad como Natividad: Nacimiento). Mi reflexiòn, amigos, es que debemos abrir màs los ojos, porque su Reino no es el que estamos acostumbrados a ver, simplemente no es de este mundo y debemos descubrirlo en el lugar en que menos creamos que "debe" nacer.
Caso parecido me pasò hoy 30 de Diciembre. Saliendo de un restaurant con unos amigos y mi enamorada, nos topamos con los tradicionales vendedores de rosas que con un "se la merece" lo ponen a uno en jaque. Y màs aùn, junto a la sra (que màs tenìa cara de srta) estaba su hijito pidiendo caridad para su año viejo, un Dragon ball.
Esta vez, sin un suelto que darle al niño iba a comprar la rosa. Pero luego le dije a la Sra que le iba a dar mi dòlar al niño. Verle el rostro al niño y la alegrìa con la que se fue gritando y jugando con su Dragon ball fue renovante. Sentì volver a mis años de niñez, a esa inocencia y a esa alegrìa que con los años siguen pero a veces tontamente las ocultamos. De seguro el niño de 2 ò 3 años no sabìa el valor de una moneda, o de un billete, pero la alegrìa estaba proque estaba, porque asì lo manda la vida.
Sentì el reto de sacar todas esas ataduras qeu los adultos tenemos a medida que vamos creciendo y que opacan u ocultan el niño que tenemos dentro toda la vida. O es que no nos hemos dado cuenta que conforme los adultos envejecen se parecen cada vez màs a un niño? Llaman la atenciòn con "niñerìas", se engrìen, piden atenciòn, etc etc. No hay mayor explicaciòn que esa: el niño sigue ahì, sòlo que en nuestra adultez nos "avergonzamos" y lo ocultamos de distintas formas.
Ese es mi año nuevo. Talvès viejo porque querrè volver al pasado, eso sì con los pies y la cabeza en el presente, pero con el alma de un niño.
Querìa compartir estos sentimientos y contrastes con uds. Si para algo Dios nos da estas experiencias es para compartirlas.
Les deseo una Feliz Navidad (atrasada para algunos) y un feliz año nuevo. Todo esto con el significado que se merece, no con el tradicional y comercial.
Un abrazo a todos y acompàñenme en este camino, este reto y propòsito de intentar mejorar cada vez màs como persona, como hijos de Dios.
Nacho
CVX Guayaquil
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