enero 20, 2011

MAGIS IV: RELATO DE UNA EXPERIENCIA DÍA 8


Realizada por María Consuelo Escobar H., enviada por la CVX Colombia 
Casa de Espiritualidad Pedro Legaria
Bogotá, 18 de enero de 2011

La riqueza en medio de la diversidad fue protagonista la noche del séptimo día, a propósito de las generosas presentaciones de las delegaciones de Ecuador y Venezuela, que vistieron de música y colorido la fiesta. Entre tanto, comenzó a gestarse el clímax de esta experiencia.  Al clamor de nuestro Jorge Celedón, que canta a esta vida bonita, Colombia ofreció la oración de la mañana, y con ella el Evangelio que ayer se hizo exhortación a la palabra y a la misión a través de las enseñanzas de Alfredo Noratto, continuó encarnándose en la lectura del nuevo día: ocasión maravillosa para celebrar la creación como acontecimiento siempre generativo y amoroso de Dios, en el que subyace su excepcional lenguaje. 

Myriam Benegas, participante de la CVX Paraguay, nos relata con amplitud el modo como se tejen estas claves, y se constituye el reto de comenzar a recoger las reflexiones fundantes. 

RESEÑA DESDE LA MIRADA DE MYRIAM BENEGAS, CVX PARAGUAY

1. Presentación como participante en el Magis IV: 
R/ Agradezco a la organización esta invitación; siempre es providencial, siempre hay algo que Dios nos quiere decir al llamarnos para algo, yo lo siento así. Soy Myriam Benegas, soy de Paraguay, estoy casada con Julio Maidana, tengo dos hijos: Fernando y Javier, de 17 y 12 años respectivamente. Tengo una formación de años en la Espiritualidad Ignaciana: vengo de una parroquia en donde los jesuitas estuvieron trabajando, entonces desde muy niña crecí con sacerdotes que nos ayudaron a crecer en la fe, con una profundidad y una mirada que sepa tener en cuenta lo que hacía San Ignacio: atender a los más pobres y crecer en contemplación, en distintos tipos de oración. Eso ha acompañado toda mi vida. En la época de universidad estuve en un grupo que se llamaba cristianos en búsqueda; la CVX apenas se iniciaba entonces en el Paraguay, pero fue un grupo que marcó mucho mi vida: trabajamos con los pobres en barrios marginales de Paraguay, y con esta doble perspectiva: el crecimiento en la oración y en el contraste entre la realidad de los pobres y lo que Dios quiere de ellos y con ellos, lo que quiere hacer con ellos. Estar con ellos en proyectos de inserción te da una mirada muy diferente de lo que quieres hacer. Soy arquitecta pero me dedico a la docencia, y estuve 4 años trabajando como directora en el colegio Cristo Rey de Asunción, que es un colegio jesuita. Allí tuve la oportunidad de dar de lo mucho que me habían dado. Siento que lo que cada uno de los jesuitas fueron plantando en mi vida lo fui poniendo al servicio, en esa dinámica. La espiritualidad es muy fuerte dentro de mí, dirige mis acciones, y también mis hijos y mi marido la viven. A partir de eso mi marido y yo nos planteamos pertenecer a una Comunidad de vida cristiana. Mi comunidad se llama Ñemity, que en guaraní significa cultivar. El nombre de muchas de nuestras comunidades en Paraguay en guaraní, lo que les da un significado muy profundo. Somos una comunidad de cuatro parejas, una persona que estaba becada en la China salió, pero nosotros la consideramos como un miembro fraterno. Nuestra comunidad tiene una peculiaridad muy grande, y es que cuando nos reunimos nuestros hijos están con nosotros. Tenemos hijos que son casi de la misma edad, unos ya son de 17, unos de 11-12 y otros un poco más pequeños. Ellos se sienten CVX, son los que dicen cuándo y cómo tenemos que ir a la reunión. El encuentro para ellos es grande; es más, hay niños entre ellos que, cuando les invitamos a ir a otros grupos, dicen ‘¿para qué?, si ya somos CVX’. Entonces lo que vamos viendo es que el ver el oír, el modelar lo que nosotros vamos viviendo en comunidad de parejas se lo van tomando nuestros hijos. En esta comunidad están miembros del CEN, como es el caso del presidente, otros son guías de otras comunidades, algunos son acompañantes de Ejercicios Espirituales, con mi marido apoyábamos una obra con un colegio de Guarambaré, que es un pueblo en Paraguay; entonces dentro de lo que cada uno profesionalmente puede estamos dando y sirviendo, pero quiero puntualizar el hecho de que hace dos años nosotros hicimos un retiro en donde nos dimos cuenta de que cada uno tenía un apostolado individual, pero no lo sentíamos comunitario. Entonces fue como un soplo del Espíritu que nos abrió a esta dimensión comunitaria, a la necesidad de compartir el apostolado que estábamos viviendo. Cada uno estaba contento porque participaba de la reunión del grupo y hacía su apostolado, pero llegó un momento en que parecía no tener un sentido de envío. 

En esta misma época también para la CVX Paraguay en conjunto se sintió esa necesidad de tener un apostolado común, y se dio un apoyo al servicio de voluntariado social en el Bañado Sur de Asunción. Nuestra comunidad participó muy entusiasta con nuestros hijos. Fue una sensación de un apoyo al sentirnos comunidad grande y decir que cuando nos lo proponemos, todos juntos podemos hacerlo. A partir de ello comunitariamente estamos planeando nuestro año 2011. Tenemos 8 comunidades y dos precomunidades en Asunción, y también algunas en Encarnación y en San Ignacio, que están siendo acompañadas. Como Comunidad Regional tuvimos la Asamblea Local de Asunción, y allí nació la moción de tener la necesidad de sea acompañados por un Asesor Regional. Estamos proponiendo nombres y ver si podemos contar con alguno que nos pueda animar y acompañar. Igualmente se ha sentido que precisamos tener como CVX tener mayor visibilidad, que la gente sepa positivamente lo que somos y hacemos, que no somos un grupo encerrado en sí mismo, que trabajamos, que estamos insertos en muchas áreas de trabajo con los pobres. Y en eso estamos a nivel nacional, muy motivados, con el soplo del Espíritu que nos va moviendo para hacer un apostolado común.

Con respecto al Magis, si bien hubiera querido poder contar con un mayor tiempo de preparación del material de trabajo, dispuesto y elaborado con evidente amor y dedicación, pero que infortunadamente en el proceso de enlace recibí un poco tarde –cosa en la que siento que debemos mejorar y crecer para realizar una óptima gestión del programa Magis-, lo he sentido como la venida del Espíritu Santo: que no tenemos una lengua diferente, que a todos se nos está confiriendo la posibilidad de hablar de una experiencia en la que sentimos lo mismo. El encuentro Magis significa eso para mí: un Pentecostés para reavivar la experiencia de Jesús resucitado en cada uno de nosotros, para poder llevarlo a cada una de nuestras comunidades, y desde ahí recrear esa resurrección de Jesús en cada uno de los detalles de nuestra historia cotidiana. 

2. Impresiones sobre Colombia, la bienvenida y el encuentro con los participantes de los distintos países.
R/ Ayer estábamos en la fiesta de presentación de Ecuador y Venezuela, y entre varias personas comentábamos la riqueza de Latinoamérica, los colores, la cultura propia que tenemos, tan variada, tan diversa, y que sentimos que se nos mueve el corazón: sentimos arder dentro nuestro un gozo por lo que cada uno de nuestros países es, y por lo que, como conjunto a nivel de Latinoamérica podemos brindar como fuerza para hacer crecer el Evangelio de Jesús -en la clave de lo que vimos ayer-. El día de la bienvenida yo sentí también eso: una diversidad de dones, talentos, países, y por sobre todo como soy muy ordenada, todo lo que es organización llama mi atención. Me encantó ver tanta organización, todo dispuesto, los pequeños detalles del dormitorio con nuestros nombres… las carpetas, los espacios como están distribuidos, los momentos, y sobre todos los temas: cómo nos van conduciendo hacia esas realidades en las cuales es muy importante formarnos. Ese es el desafío grande que tenemos: seguir formándonos al estilo de San Ignacio, para ser hombres y mujeres dentro del mundo actual. Él nos pide eso, y me gustó mucho algo que había dicho Mauricio López en una de sus presentaciones, de que los miembros de la CVX somos unos inconformes permanentemente con la realidad que se nos presenta: yo siento que somos así, estamos inconformes con la realidad que no es justa, que no es buena para la gente con la que estamos trabajando, y queremos algo mejor, y yo creo que ese inconformismo que tenemos dentro es el que nos tiene que llevar a transformar la vida, a construir el Reino, a abrir posibilidades y oportunidades a otras personas. Yo agradezco también el recibimiento, el que hayan ido al aeropuerto a recogernos, el que nos hayan hospedado en una casa, paseado ese primer día en que llegamos, la cercanía con la gente. Yo compartí con una pareja: Natalia y Daniel; estar en su casa un día y compartir todo lo mismo, desde la Espiritualidad Ignaciana y CVX me parece una belleza: es no sentirse isla, sentir que viviendo donde vivimos se hace posible, sin embargo, compartir una misma fe que se comunica, que se hace presente en todo y en todos.

3. Aspectos que destacar de la experiencia. 
R/ Refiriéndome a lo que es la formación del Magis aquí en Colombia, desde un primer momento sentí que todo lo que se ha hecho ha tenido la intencionalidad de enmarcar la dimensión comunitaria. Hablamos de las diferente realidades de Latinoamérica, y que todos nuestros países están en crisis, que algunos tienen más y otros menos, que hay un mundo fracturado, que así mismo lo veía San Ignacio, pero hemos visto que la respuesta pasa, de toda esta situación de crisis, a una manera de vivir comunitariamente los valores de Jesús para hacerle frente. También se decía que se hace imperioso recuperar el debate de que debemos mantener nuestra identidad ante esta cultura mundializada que quiere deshacer lo propio, que hay una invitación a tener creatividad desde el sentido evangélico, caminando juntos, y eso me ha impactado en cada uno de los expositores que han estado y dejado toda la riqueza y sabiduría que tienen: un llamado a que lo que estamos aprendiendo aquí se lleve como mensaje de un Dios que se comunica en una comunidad, que tuvo un proyecto que se explicitó comunitariamente en el pueblo de Israel, cuyo proyecto de liberación fue a ese nivel, cuya experiencia de resurrección fue a partir de la comunidad, que es la que comienza ese proceso. Esta invitación la siento confirmada hoy, que estuvimos trabajando con Amparo Novoa el tema de la antropología y la cristología, frente a las experiencias comunitarias, pues a eso estamos llamados, a una atención desde la comunidad a todo lo que hace el proceso de la creación, a todo lo que significa un cuidado personal, familiar, del entorno, del planeta en general. Eso me pareció muy rico también: una visón de una teología ecológica.

4. Tema central sobre el que han versado las actividades del día.
R/ Me parece que el tema de hoy fue muy fuerte poniendo el acento en esto que Amparo Novoa decía, de la teología ecológica. Me llamó la atención porque nosotros solemos ver nuestro actuar en términos micro, y su visión es la de vernos dentro de una realidad macro. Ella hacía una comparación diciéndonos que nosotros generalmente como seres humanos nos creemos el centro del universo, el ombligo del mundo, y lo que nos propuso era mirarnos como una parte del universo, de ese universo en donde lo mínimo que hacemos influye en todo lo que vamos haciendo. Y a veces como que endiosamos al hombre diciendo: ‘todos los adelantos científicos, para bien del hombre y de la mujer…’, y no nos damos cuenta de lo que ello significa en términos de planeta, de universo. Eso fue uno de los puntos que me llamó la atención, y el otro punto fue la necesidad que tenemos de revisar la conexión entre la historia y la naturaleza, hacia dónde creemos que va el futuro de nuestro entorno, hacia dónde quiere ir la humanidad; que nos preguntemos permanentemente con nuestras acciones hacia dónde vamos llevando nuestro mundo, y por sobre todo, lo que no va en fraternidad, en solidaridad; entender que vamos rompiendo, resquebrajando todo lo que hace a la persona, pues decir que el mundo está en crisis es decir que la persona está en crisis, está fracturada, y en tanto eso pase el universo entero se fractura. Ella decía que había que mirar de una manera integral todo, y uno de los puntos es que teníamos que recuperar la espiritualidad de la tierra, porque ella afecta la imagen de Dios, y ese Dios –ella fue muy apasionada en ese tema- no es excluyente. Si miramos la presencia de Dios creador en un Jesús que se hace presente en todo y en todos, Cristo es el cuerpo y la cabeza de la Iglesia, y ello contrasta fuertemente al ver que tenemos jerarquías, que excluimos, que dividimos, que marginamos; esto atenta contra la espiritualidad de la tierra, porque Dios nos llama a ser creativos, inclusivos, a incluir lo femenino por ejemplo. Y por sobre todo se nos hizo un llamado a mirar la creación como un gesto permanente de amor que nos lleva a vivir en plenitud, a apostar, a trabajar por ser hombres y mujeres cada vez más libres, cada vez más comprometidos con nuestro entorno, con lo que queremos hacer, a crear conciencia de todo esto. Mucho acento en esta visión. Cada uno de los expositores ha puesto un acento en algo. Yo creo que en este momento nosotros tenemos para la CVX Latinoamérica un montón de palabras clave, que se hace importante ir recogiendo, para poder llevarlas a nuestras comunidades.

Tuvimos también hoy al padre Luis Felipe Navarrete S.J., con una pedagogía compleja en sus categorías, muy ordenada, rigurosa, que nos maravilló. Lo que más me impactó de lo que presentó fue la idea de que siempre se habla desde un contexto, y allí nos situamos para lo que vamos entendiendo. Nos explicó lo que es la teología: la palabra que Dios pronuncia sobre sí mismo, utilizando un lenguaje propio: el de la creación, el de la relación de amor con la humanidad –el de Yahvé y su pueblo-, una experiencia de fe que se va dando en cada uno de acuerdo con un contexto concreto. Decía que generalmente se hablaba de una antropología cristológica, que no era igual a una antropología cristiana. Que éstas a veces se toman como adjetivos, y que para él eran sustantivos, referidos a un mismo acontecimiento. En ese sentido decía que no teníamos que ver la teología como una disciplina, sino como una manera de Dios de comunicar a la creación entera y a la existencia humana ése, su amor, que se encarna en Jesús, y cómo se expresa éste en los diferentes acontecimientos. Y otro acento: tener experiencias de fe no implica necesariamente tener experiencias de fe cristianas; hay que ser más abiertos e incluyentes, y entender que también hay experiencias de fe no cristianas, que son legítimas.

5. Mociones y reflexiones fundamentales que se han hecho presentes en la oración personal y del grupo.
R/ A mí el final del día me deja un sentimiento de anonadamiento por el actuar de Dios, por la manera en que se manifiesta, por su ser inmenso, que sin embargo a través del Espíritu se hace presente para que lo podamos entender, para que lo podamos vivir en la comunidad, para que desde esa experiencia, desde ese conocimiento, se pueda bajar para hacerse una experiencia que motive y genere cambios en la sociedad en que nos toca actuar. Esa sensación me sobrecoge, como también el mirarnos permanentemente todos, Latinoamérica, en ese sentido de querer acompañar este proceso, de ‘avivar el fuego para encender otros fuegos’, en las palabras de Alberto Hurtado. Cada día, al terminar, miro la manera en que cada uno pone sus talentos y sus dones al servicio de los otros, el modo en que vamos compartiendo la experiencia, incluso a la hora de las comidas. Eso es lo que yo recojo siempre al final del día, como una experiencia que marca, para llevarlo a las comunidades donde nosotros estamos. Porque realmente nos hace bien saber que estamos en lo mismo, y que desde eso mismo podemos encender el fuego, salir adelante, encontrar creativamente soluciones a diferentes dificultades que como Comunidad de vida cristiana estamos encontrando en cada una de nuestras comunidades. Me queda alegría, gozo, gratitud, desafío.

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