noviembre 05, 2008

VÍCTOR BETANCOURT: UN HOMBRE DE MUCHAS MUERTES


Víctor Betancourt murió y vivió muchas veces a lo largo de sus 42 años. Ahora bien, como para morir se necesita primero estar vivo, Víctor pasó por el trámite del nacimiento un 7 de julio de 1966, en Guayaquil. Su primera muerte duró de 1981 a 1984, más o menos. Siendo alumno del Colegio Vicente Rocafuerte, luchó contra un deseo que finalmente terminó venciéndolo. Quiso ser médico y luego biólogo marino, pero estos quereres no eran el Deseo (con la misma “D” mayúscula que utilizamos para describir lo indescriptible). En una entrevista en Radio Vaticano del 15 de julio 2008 Víctor cuenta que el descubrimiento de su vocación religiosa le tomó aproximadamente tres años, y que contra este llamado luchó él mismo, algunos de sus familiares e incluso tres jesuitas que poco caso hicieron a sus inquietudes. Pero al fin de cuentas el Deseo se impuso y Víctor murió a sus quereres, entre lo cuales vino a incluirse a última hora la oferta de una beca a la Unión Soviética en premio por haber sido el mejor egresado de su promoción (Este detalle es importante; su padre Adolfo le transmitió su amor por Rusia, la soviética, aunque para Víctor terminó siendo “La Santa Rusia”).


“Muerto al mundo” como decían los antiguos y venerables jesuitas, Víctor nació a la vida religiosa el 14 de septiembre de 1984, al ingresar al Noviciado San Ignacio en Cotocollao (barrio del norte de Quito). Pero este segundo nacimiento requirió tiempo y varias matrices (De suyo, nadie sabe con certeza cuándo la vida termina de parirnos a este segundo universo). El caso es que Víctor se enrumbó a Argentina con grandes ilusiones por aprender en su primer viaje al extranjero. “Vino todavía jovencito y se fue un poco más grande. No fue un tipo conflictivo, al contrario. Se hizo querer por todos. El recuerdo que tengo de él es el de un muchacho respetuoso, delicado espiritualmente y que sentía hondo todo”, dice el P. López Rosas, superior de la comunidad donde Víctor pasó cinco años de estudios, de servicio como catequista y de fraternidad con los casi cien jesuitas de aquel Colegio Máximo San José.


Volvió al Ecuador un poco más grande y más cultivado, con una licenciatura en filosofía, otra en pedagogía, y además con el descubrimiento de su talento por la pintura. Comenzó en Argentina reparando santos de yeso para las catequistas del barrio y de pronto se volvió pintor de temas religiosos, con un gusto decorativo algo barroco, que se desplegó cuando recibió el encargo de arreglar el Hogar Xavier, la casa de candidatos a la Compañía en Quito. Así era Víctor ya en su magisterio: barroco, expansivo, un dionisíaco en duelo permanente con lo apolíneo que encontraba o creía encontrar en su paso. Aunque no tengo datos al respecto, supongo que la misma energía brotó también en el Colegio Gonzaga donde realizó la otra parte de su magisterio.


La siguiente muerte le acaeció en Frankfurt a partir de 1993, con el inicio de sus estudios de teología. Esta muerte le llegó bajo la forme de incomodidad con una cultura que no era ni podía ser la suya. Quien mejor que él mismo para describir este padecer: “en Alemania la mitad de las cosas están prohibidas y la otra mitad son obligatorias”. Esto sin embargo no fue impedimento para que terminara sus estudios en menos tiempo de lo previsto y obtuviera pronto su diploma en espiritualidad. Allí el “Chico Betancourt” –apodo que se ganó en el Colegio Máximo San José por ser el más joven de la casa - hizo buenos amigos y se reencontró con otros compañeros de Argentina con quienes renovó la amistad.


Una nueva vida le llegó cuando se trasladó a Roma para continuar sus estudios de teología. Calles caprichosas, gente vital, urbe de varios estratos culturales para un hombre multidimensional. En ese escenario perfecto Víctor reincidió; en menos tiempo de lo esperado obtuvo una licenciatura en teología dogmática por la Universidad Gregoriana. Contribuyó a la prisa su matizada experiencia de este centro de estudios: “A veces se me hace pesado el sistema de estudios, es decir las clases y luego la exigencia de repetir lo que está dicho por el profesor, sin tener en cuenta que el estudiante pudo haber investigado y que sus conclusiones tal vez no sean exactamente símiles a aquellas del profesor”, escribía al Provincial de entonces el 17 de febrero 1997. Su fama de excepcional comenzó a difundirse en nuestro mundillo jesuita del Ecuador al punto que un venerable padre llegó a llamarlo “el divino”. Quizás con envidia, ciertamente con picardía.


Volvió a Ecuador y fue ordenado sacerdote el 31 de julio de 1997. La Provincia ecuatoriana le confió la promoción de vocaciones y la dirección del Hogar Xavier durante tres años intensos por fuera y por dentro. Por fuera, su natural primario lo llevó a una gran productividad apostólica, así como a algunos roces y a una que otra colisión con sus compañeros jesuitas. Por dentro, se trajo de Roma la inquietud vocacional por Rusia que al cabo de esos años se le volvería certeza. “Te tengo que decir – escribía al Provincial antes de su ordenación – que estoy en un momento de mi vida en que me estoy preguntando algunas cosas fundamentales que me gustaría resolver… No quiero ser un jesuita frustrado ni amargado sino que quisiera vivir a plenitud la vocación que el Señor me ha dado. Ahora he tomado en serio un deseo juvenil que podría ser una llamada especial de Dios pero podría ser también una sublimación de otros deseos, una huída de la Provincia, etc; esto es entonces lo que estoy discerniendo durante este tiempo: las motivaciones por las que me gustaría ir a Rusia”.


Tal vez sea exagerado decir que Víctor murió para el Ecuador alrededor del año 2000, pero sí es cabe afirmar que nació definitivamente para Rusia con su regreso a Roma por aquellos tiempos. Empezó un doctorado en teología, sobre la eucaristía, que culminó con éxito, pero lo hizo entre Moscú y Roma porque ya para el 2001 había arribado a la “Región Rusa”, como se la llama en el léxico administrativo de la Compañía. “Cuando llegué a Rusia, a Moscú en concreto que es donde realmente he vivido todo este tiempo, la primera cosa que me pidieron fue hacerme cargo del economato y de la comunidad; ese fue mi primer trabajo durante un año. Después durante seis años estuve trabajando en el pre-noviciado, o sea en la casa donde se prueba a los candidatos que desean ser jesuitas. Eso lo hice durante seis años con jóvenes que venían de toda la ex Unión Soviética, o sea de Ucrania, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguistán… y de Rusia mismo. Este fue mi trabajo principal todo ese tiempo”.


La entrevistadora de Radio Vaticano que esto oye piensa en seguida en la “misión”, pero Víctor replica: “Se usa el término misionero cuando se trabaja en un territorio donde no son cristianos… En cambio Rusia es la Santa Rusia. Rusia es un país cristiano, preponderantemente ortodoxo, con una gran tradición, una gran cultura y un misticismo que son parte de su identidad cultural. Nos encontramos de frente a una sociedad cristiana, culta, que tiene una gran tradición mística y espiritual. Por eso para nuestro trabajo no uso yo la expresión “misionero” porque no conviene... Entonces yo diría, misionero no me siento. Yo me siento un cuasi delegado católico para manifestar a través de mi vida que realmente este sitio de la tierra, este país tan rico espiritual y humanamente, es muy amado por la Iglesia Católica. Manifestar ese amor es un desafío para mí”.


2007 y 2008 son los años de las muertes que duelen. Su padre Adolfo falleció en el 2007, al cabo de una dolorosa enfermedad. Víctor regresó expresamente para cuidar de él pero tuvo que retornar antes del desenlace. Y luego esta muerte estúpida en el n. 19 de la calle Petrovka. Los hechos son confusos por el momento, pero cuarenta investigadores se encargarán de aclararlos. Oscuros o claros, nos queda la persona por encima del incidente, 42 años imposibles de resumir en frases. Ensayemos de todas formas: “Era bueno, sólido y digno de confianza, un típico ecuatoriano con alma de conquistador” (Anthony Symondson SJ, compañero de Tercera Probación). “El trabajo con los candidatos y prenovicios exige uno de sus mejores hombres, y puedo agradecer a Dios por el hecho de que en la Región lo hemos encontrado” (Octavio Vilches SJ, ex Vice Superior de la Región Rusa). “Yo diría principalmente que el miedo nunca ha sido, es y no será un buen consejero, el miedo viene del demonio, y Jesús resucitado incluso antes de la resurrección siempre les repetía a los apóstoles: “No tengan miedo, soy yo, soy Jesús”. Entonces, no hay que tener miedo, aunque se sienta miedo, pero hay que superar el miedo, arriesgarse, y estar fiados de Cristo, yo creo que es una experiencia bonita y que a uno lo llena. Al final aunque a uno “le vaya mal” puede estar tranquilo y morir en paz. Yo creo que eso es importante” (Víctor Stenio Betancourt Ruiz, SJ).


Tras su última muerte, Víctor alcanza definitivamente la vida.

Fernando Ponce, SJ. En el Día de los Difuntos, 2008.

8 comentarios:

  1. Gracias, Fernando por tan bella historia verdadera de vida. Que Dios tenga a Victor en su paz, mientras que nosotros lo guardaremos en nuestra memoria y recordaremos su entrega como testimonio del seguimiento a Cristo.

    Fray Misael Castro, O.P.

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  2. Recuerdo con cariño a Víctor en nuestros años de Roma. Compartí con él la licenciatura (el artículo dice dogmática, pero compartimos clases de moral). Después de aquel entonces no supe nada más de él, sólo que estaba en Rusia. Dios lo reciba y goce ya del descanso eterno

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  3. Conocí A Víctor toda mi vida en Ecuador, podría considerarlo el hermano menor que nunca tuve. La familia Betancourt Ruiz es mi segunda familia, esta es una verdadera historia llena amor a su religión. Lamentablemente una mano cruel y cobarde terminó con su vida y su misión. Que Dios lo tenga en su santa gloria

    Lorena Rivera Jaramillo
    Guayaquil Ecuador
    Noviembre 06/2008

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  4. Todavia recuerdo las campañas vocacionales que emprendio en tierras manabitas...Eran dias de constante oracion y compartir. Victor se volvio uno mas de nuestra familia...ahora solo nos quedan las fotos que inmortalizan esos momentos y un recuerdo que perdurará por siempre en nuestras mentes...
    Quien cobardemente quiso acabar con su vida, no cumplio su objetivo porque el ahora vive con mas fuerza en nuestros corazones.
    Hoy con seguridad sentimos que el está gozando de una vida plena al lado del Padre Dios, junto a su hermano Jesus como el siempre lo llamaba.
    Paz en la Tumba del Sacerdote, Hombre y Amigo.

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  5. Anónimo3:08 p. m.

    PADRE VICTOR MI GRAN AMIGO RECUERDO CUANDO JUGABAMOS AL BURRO DE SAN ANDRES EN LOS PATIOS DEL COLEGIO GONZAGA Y SIEMPRE ESTUVISTE COMO UNO MAS DE NOSOTROS, SIEMPRE SIENDO DIFERENTE A LOS CURAS TRADICIONALES EN REALIDAD FUISTE EL PROTOTIPO DE SACERDOTE MODERNO QUE NECESITA LA IGLESIA, EN FIN ESPERE CON TODO MI ALEGRIA QUE TU ME CASARAS PERO ME DIJERON QUE ESTABAS EN EUROPA Y NO LO PUDISTE HACER, QUERIA QUE TU BAUTIZARAS A MI HIJA Y TAMPOCO PUDISTE POR QUE ESTABAS EN EUROPA DANDO LA MANO A OTRAS PERSONAS. AHORA PIDO A DIOS QUE TU DESDE EL CIELO SIGAS DANDO ESA ALEGRIA A TODOS TUS HEMANOS QUE NOS DOLIO TU PARTIDA

    HASTA PRONTO PADEEEE VIIITOOOR

    JOSE VILLACRES
    GONZAGA 92 G92

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  6. Querido Padre Víctor, que lamentable noticia de tu partida y más dolorosa es que ha llegado tan tarde a mis oidos. Tenía tantas ganas de conversar contigo y discutir algunas cosas, que tú me guiaras como lo hiciste en aquel tiempo en el Colegio Gonzaga, gracias por haber orado por mí futuro ante Dios, y habernos enseñado que ha pesar de las dificultades hay que seguir adelante con alegría. Que tus obras y tu trabajo sea un ejemplo a seguir.

    Atentamente:
    Polibio Guachamin G92

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  7. Querido Padre Victor, que lamentable noticia la de tu partida y mas el hecho de haber llegado tan tarde a mis oidos. Tenía tantas ganas de conversar contigo para que tu me guiaras como aquel tiempo en el Colegio Gonzaga, donde también oraste por mi futuro ante Dios, tus nos enseñaste que ha pesar de las dificultades hay que seguir adelante con alegría. Que tus obras y tu trabajo sean un ejemplo a seguir para todos nosotros.

    Con entrañable recuerdo:

    Polibio Guachamin G92

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  8. Querido Padre Victor, que lamentable la noticia de tu partida y aún más para mí que ha llegado tan tarde a mis oidos. Tenía tantas ganas de conversar contigo algunas cosas y me guiaras como lo hiciste en aquel tiempo en el Cologio Gonzaga, cuando también oraste por mi futuro ante Dios y nos enseñaste que las dificultades se solucionan con alegría. Que tus obras y tu trabajo sirva de ejemplo para todos.

    Atentamente:

    Polibio Guachamín G92

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