LAS MANOS

Con las manos se hace paz y se hace guerra
con las manos todo se hace o se deshace
con las manos se hace un poema y son de tierra
Con las manos se rasga el mar, con las manos se labra.
no son de piedra estas casas sino de manos
y están en el fruto y en la palabra
las manos que son un canto y son las armas.
Y se clavan en el tiempo como astillas
las manos que contemplas en las cosas transformadas
hojas que van con el viento: verdes arpas.
De manos en cada flor cada ciudad
nadie puede vencer estas espadas
en tus manos comienza la libertad!!
(Manuel Alegre)
¿A que comunidad perteneces?
Pertenezco a la comunidad “Snais” (señales de Dios), de la CVX Sur de Portugal, en Lisboa.
¿Cómo fue que sentiste el llamado de ser voluntaria en el hospital?
Necesitaba hacer algún voluntariado pero no tenía tiempo. Así que un día leí en el periódico que tenemos en CVX Portugal: “El cielo está en el sur”, un anuncio que solicitaba voluntarios para trabajar un viernes al mes más un sábado en el hospital de los presos. Me interesé, contacté con el coordinador de dicho proyecto y me di cuenta que dentro de nuestra opción por los pobres los presos enfermos y sin su libertad son los más pobres de los pobres. Al inicio tuve temores de iniciar esta misión, pero luego me explicaron en que consistía y fui para ayudar en el taller de lectura con los presos que están enfermos y van al hospital. La primera vez estuve nerviosa pero al pasar la primera media hora sentí como si en ese lugar había estado toda la vida.
¿Qué dificultades y temores has encontrado en esta misión?
Al principio piensas que puedas cambiar el mundo con la labor que haces, pero cuando ves la fragilidad de los presos que están apartados de su familia, en un sitio hostil, encerrados, en donde el resto se olvida de ellos, te das cuenta que no puedes cambiar esa realidad y que lo importante es estar con ellos, todo esto me costó procesar.
Otra dificultad es la delicada relación que debes mantener con el injusto sistema carcelario, pues al inicio quieres combatirlo, pero luego te das cuenta que debes aprender a vivir con ese sistema, pues lo principal no es combatir el sistema, sino estar con los presos.
El trato con otros voluntarios cuya misión es la de “evangelizar” a los presos, también se torna delicada, pues muchas veces ese deseo hace también que se violente más a los presos, quienes ya no quieren saber nada de Dios, por todo lo que han pasado en sus complicadas vidas.
Por lo tanto lo más delicado es convivir con los guardias, voluntarios de otras instituciones, con los presos y en general con el sistema carcelario que deja mucho que desear. Es muy difícil sobretodo ver la falta de esperanza de la gente en todo este complicado contexto.
¿Qué satisfacciones te ha traído esta misión?
Yo creo que el mayor fruto o satisfacción es ver que nuestra presencia les trae un poquito de esperanza, amor, un poquito de Dios a sus complicadas vidas; luego que se han sentido fuera del mundo, excluidos por la sociedad, este fruto es importante.
A nivel personal he aprendido muchas cosas. Ahora soy más humilde pues me he dado cuenta que soy tan humana como ellos, ni mejor ni peor persona, sino igual y que una situación así también me podría pasar.
También la forma de comunicarme con ellos sin máscaras, las cuales caen pues ya no hay necesidad de aparentar nada ni conseguir nada, hace que vea más fácil el rostro de Jesús en el otro, en el excluido, y comprender los misterios de Jesús hecho hombre. He aprendido a saber estar más que saber hacer, dejando de lado el activismo; se que nuestra presencia es importante a pesar de que muchas veces las conversaciones no sean del todo profundas.
He descubierto además, que yo no soy más libre que ellos, pues la libertad no está por fuera sino por dentro. Somos presos de muchos prejuicios, ideas, temores. Y esto me ha hecho ganar en autoconocimiento.
¿Cómo te ha acompañado tu comunidad en esta misión que has escogido?
El estar en CVX me llevó a realizar esta misión, pues compartí siempre con mi comunidad y me escucharon. Sentí su apoyo y que esto era señal de crecimiento de la comunidad pues me enviaban a esta misión. Luego de este primer discernimiento, la CVX me ha ayudado mucho pues sigo compartiendo las vivencias lo cual me ayuda a procesar toda la experiencia.
Además los miembros de mi comunidad me han ayudado en cosas puntuales y pequeñas aunque ésta no sea su misión. Por ejemplo en navidad me ayudaron a repartir los regalos que los presos enviaban a sus familias, o también me han ayudado a organizar ciertos festejos o actividades con los presos. De esta forma siento que es mi misión pero que no lo hago sola.
He comprendido que se puede trabajar en red y que puedo contar con otras personas y con sus dones, creando lazos pues todos somos parte de una sola Iglesia, una comunidad y sobretodo de una misión.
¿Cómo crees que tu misión aporta al resto de la comunidad?
Creo que mi misión fue importante, pues al inicio todo el mundo tenía muchas misiones y teníamos tendencia a instalarnos en las mismas. Pero con esta nueva misión con mi emocionado compartir en las reuniones de comunidad, esta emoción se contagiaba lo cual hizo que todos se replantearan sus propias misiones. De la misma forma que las misiones de otros fueron una referencia para mi, creo que la mía es también ahora referente para el resto.
Creo que algo ha cambiado, las prisiones han sido siempre el agujero negro de la sociedad, los lugares que nadie quiere ver a donde nadie quiere ir, pero el hecho de hablar de los presos y sus vidas, con todas sus culpas (asesinatos, robos, estafas, etc), nos ha permitido comprender que los presos son tan humanos como nosotros, y ahora es más fácil separar el hecho del hombre, pues antes que culpables o criminales son personas, hijos de Dios sobre todas las cosas.
¿Envía un saludo a nuestros lectores del blog?
Quiero expresar mi gratitud por ser miembro de esta comunidad mundial CVX, siento que es mi lugar dentro de la Iglesia, y ahora más que nunca luego de la Asamblea en Fátima, soy más consciente de que todos estamos unidos en una amistad en el Señor, y oramos los unos por los otros.
Quiero que veamos las cárceles pero sin miedo, pues esos temores y recelos nos frenan, lo importante es acercarse a esas personas sin miedos. Es importante integrarlos nuevamente a nuestra sociedad. La exclusión no es la solución, pues esa exclusión nunca es real. No podemos negar lo negativo que tenemos tanto a nivel personal como en la sociedad, es necesario aceptar nuestro lado más feo o negativo, aceptar que existen y que están ahí, porque sólo así podemos cambiar esa realidad.
Es también importante que tengamos conciencia que un crimen afecta no sólo al criminal, sino a su familia, a su sociedad a todos, y que ejercer la justicia no sólo se trata de castigar al “malo” sino que es un proceso más global de restauración y de sanación frente al daño, como si fuera una herida a la que debemos limpiar y cuidar.
Gracias Marta por tu testimonio, y tengo que decir que a parte de buena profesional y comprometida con su misión es excelente madre de un chico muy simpático, saludos a Martim.
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